La minería post Covid-19

Hemos tenido demasiados cambios en poco tiempo. Primero fue el hito del 18 de octubre, y el comienzo de un estallido social que, de un minuto a otro, nos llevó a discutir un cambio de ordenamiento jurídico máximo, como es la Constitución. Luego vino la sequia y finalmente la pandemia del COVID-19, que significó la caída de los mercados, cuarentenas, cierres de empresas y la trasformación de nuestras vidas por completo. Para muchos, estos últimos seis meses han sido una pesadilla. Ha sido duro, nadie lo discute, pero estamos tan preocupados de lo que está pasando hoy día, que casi no nos hemos detenido a pensar qué haremos después, cuando todo esto haya pasado. Quizás todavía es muy pronto para saber qué forma tendrá el “nuevo Chile”, pero de seguro nuestras certezas y problemas no serán los mismos que teníamos antes de todos estos hechos. Los cambios se sentirán en todos los órdenes de la vida; en las relaciones humanas, laborales y familiares; en los vínculos entre las naciones y las personas; en la modalidad de trabajo; en la salud pública, en las instituciones y, por supuesto, en lo que conocíamos hasta ahora como globalización. Cambiarán muchas cosas. Y la minería no será la excepción. Hasta ahora, el principal desafío de nuestro sector ha sido mantener la continuidad operacional, proteger a los trabajadores, proveedores y comunidades cercanas a las faenas. Además de extremar las medidas sanitarias nosotros, en Minera Valle Central, nos hemos enfocado en fomentar el autocuidado y el distanciamiento social, recurriendo al trabajo remoto, extensión de turnos y a la automatización de procesos, elementos que la mayoría de los trabajadores ha aceptado con gran compromiso, que además confirman que la minería secundaria tiene todo el potencial para rediseñar y readecuar objetivos técnicos y de procesos para evolucionar y enfrentar exitosamente los retos que enfrentamos. Ha sido difícil, pero estoy seguro que esta crisis traerá oportunidades y cambios positivos para la industria minera. No solo la extractiva, sino también la secundaria. El teletrabajo, por ejemplo, definitivamente llegó para quedarse. Según una encuesta reciente, el 83% de los trabajadores que hoy funcionan desde sus casas están dispuestos a mantener esa modalidad. Y aunque en la minería el trabajo es mayoritariamente presencial, cada vez serán más los procesos que se podrán hacer de manera remota. Vendrán también cambios importantes en nuestras prioridades. Conceptos como trabajo en equipo, cultura organizacional, conciliación trabajo-familia, autocuidado, asociatividad, optimización, capacitación y economía circular se tomarán nuestra agenda en la era post pandemia, lo que -espero- nos preparará para enfrentar con mejores herramientas la otra pandemia que nos aqueja: el cambio climático. Aprovechemos este tiempo de confinamiento para reflexionar. Ojalá todos los que trabajamos en este sector nos demos un tiempo para proponer ideas y proyectos que ayuden a desarrollar la minería que tanto soñamos para Chile.