Baja de precio del cobre podría llevar a que las mineras reduzcan en 4% sus costos.

Datos históricos muestran que las productoras del commodity tienen la capacidad de ajustarse rápidamente a las caídas que experimenta el metal rojo.

Menos exploración, cierre de operaciones de altos costos, interrupción de contratos. Las empresas mineras toman varias medidas para ajustar sus gastos cuando cae el precio del cobre. Con ello evitan que la reducción en sus ingresos impacte en sus márgenes. La consultora especializada en minería GEM estudió la correlación entre el precio del cobre y los cambios en los costos de caja en la producción minera y concluyó que los ajustes de costos son asimétricos, dependiendo de si el cobre sube o baja.

‘Los productores y la economía son mucho más rápidos y efectivos en reaccionar ante caídas en el precio del cobre que ante aumentos en el mismo’, dice Juan Ignacio Guzmán, gerente general de GEM. Su estudio señaló que cuando sube el precio del cobre, los costos tardan hasta 3,5 años en ajustarse al alza, lo que hacen en una proporción equivalente al 20% de la subida de la materia prima. Es decir, si el precio en dólares sube 10%, el costo de efectivo sube en 2%. Hay mayor velocidad e intensidad cuando van a la baja: Las empresas reducen sus costos en hasta 40% de lo que cae el cobre, en un plazo de dos años, de acuerdo con el estudio.

La caída reciente del cobre podría generar un precio promedio este 2019 de alrededor de US$ 2,70 la libra, o equivalentemente una reducción en moneda real de 10% respecto del precio del 2018. Si las empresas mineras reaccionaran de acuerdo a la historia, entonces debiesen ser capaces de reducir este año sus costos promedio de caja en 4% respecto de los que evidenciaron en 2018. Esta reducción obedece a varias decisiones de gestión que toman las empresas productoras, así como a factores exógenos, como el impacto que tiene la caída del cobre en el tipo de cambio, lo que hace reducir sus costos en pesos. También, junto al precio del cobre, caen algunos insumos básicos para su producción.

Entre las decisiones que sí toman las firmas ante una baja de precio, usualmente se parte por los proyectos de exploración o desarrollo, para enfocar la caja en la producción actual. También se suman el cierre de operaciones de alto costo. Luego se va hacia la reducción de servicios de terceros prescindibles, para luego ir hacia costos laborales: primero se reducen contratistas externos, luego internos y luego se inician procesos de renegociación. ‘Hay varias empresas que están en estas etapas’, dice Guzmán. ‘Lo importante es que estos recortes se enfoquen en la grasa de la operación y no en el músculo, pues puede comprometer la capacidad de reacción que la empresa pudiera requerir al momento de recuperarse el precio’, agrega.